Vereda.
Trajín de caballo y asta
al escapar las estrellas.
¡Vaca, eh! Orden sencilla
de voz sencilla y severa
y un adiós de rumbo incierto
a la paz de la dehesa.
Infinito de chaparras
de tierra fría y austera…
Vereda. Vereda arriba.
Vereda lenta.
Vereda.
Y relinchos en la noche
y ojos redondos
en par, de luna serena.
Y el sonar de los cencerros
junto al rumor de la fuente
rumiando en paz su cansera.
Junco y agua
y sombras negras
en el claroscuro fresco
y limpio de la vereda.
Vereda larga.
Vereda.
Pino y jara.
Y enredando astas y crines
una brisa suave y fresca.
Y lentiscos y romeros
y tomillo y ajedrea
aromando la mañana.
Vereda.
Vereda larga.
Vereda limpia.
Vereda.
Azul sin fin. Sol de fuego
vertical. Cristal etéreo
de impoluta transparencia.
Belfos de luna escarchada
y estrellas de manantial
entre las crines de seda.
Vereda.
Vereda larga.
Vereda limpia.
Vereda.
Paz y silencio. La noche.
Y la luz de luna nueva.
La montura por almohada
y por techo las estrellas.
Junco y agua
y sombras negras
en el claroscuro fresco
y limpio de la vereda.
Vereda abajo.
Vereda.
Cristal roto en mil pedazos
en el naranja que besa
con besos de amante sabio
la sabia piel de la sierra.
A lo lejos, las camapanas
cantan su canción primera
y va manchando la pólvora
el puro azul sin aristas
de nubecillas viajeras.
Vereda.
Vereda abajo.
Vereda rauda.
Vereda.
Barrancos. Zarzal y junco.
Cañizo. Y en las laderas
los arañazos del agua
dejando viva la piedra.
Y el abrazo verdeoliva
del pino y de la olivera.
Vaca, se acerca tu hora.
Asfalto, hierro y madera.
Despierta tu sangre pura
de voz antigua de fiera…
Ahora, la calle es tuya,
que se acabó la vereda.
Pedro Luís Martínez Ludeña.
Poeta moratallero.
Cuadro de José Morata.
TURISMO MORATALLA: http://www.turismomoratalla.info